Robot utiliza arañas muertas como si fueran ganchos biomecánicos

La potencia de las patas del arácnido hacen que funcione de lujo como un eficiente y terrorífico gancho robótico.
La biomecánica y biorobótica a veces pueden ser absolutamente terroríficas. La fina línea que separa lo artificial de lo real se rompe cuando se combinan elementos tecnológicos con materia orgánica, y en la gran mayoría de los casos el resultado es como mínimo inquietante. Este caso es uno de esos que además de sorprenderte, te pondrá los pelos de punta.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Rice han llevado a cabo un experimento no apto para aracnofóbicos. Han combinado un brazo mecánico con el cadáver de una araña para crear un gancho biomecánico capaz de levantar objetos, como las máquinas de gancho de las recreativas. Aunque pueda parecer una estructura sacada de una sórdida película de terror, la manera en la que funciona es en realidad muy sencilla.


Las arañas utilizan la presión sanguínea para mover las patas. Cuando mueren, su corazón deja de bombear sangre, por lo que las patas pierden la potencia hidráulica que les permite moverse. Por eso cuando este insecto muere parece como si replegase las patas hacia el cuerpo, pero no es más que una reacción natural a la pérdida de presión en la sangre. La idea que rodea el experimento es si es posible reestablecer esa presión para que la araña abra y cierre las patas bajo las órdenes de un robot. Y sí, es posible.

El robot puede modificar la posición de las patas de la araña usando chorros de aire a presión
Los investigadores acoplaron el cadáver de una araña a una jeringuilla que podía soltar aire a presión. El chorro de aire restauraba la potencia hidráulica de las patas, replegándolas de nuevo y manteniéndolas en tensión. Cuando cesaba el flujo de aire, las patas volvían a contraerse. Controlando la intensidad del aire también se controlan los movimientos de la ya difunta araña, y permiten darle una segunda vida como gancho biomecánico.

El robot insufla aire al cadáver de la araña, lo que le permite controlar la apertura y cierre de las patas
El profesor Daniel Preston de la Universidad de Rice cree que más allá de un espeluznante experimento, este descubrimiento abre paso al uso de nuevos materiales en la biorobótica:


"Este área de la "robótica blanda" es muy divertida porque podemos usar tipos de actuación y materiales que no se habían explotado anteriormente. La araña abre un nuevo horizonte en esta línea de investigación. Es algo que no se ha usado antes, pero que tiene mucho potencial”

La estructura de las patas de la araña es extremadamente resistente. Los experimentos han demostrado que puede soportar más de 1000 ciclos de apertura y cierre antes de que las articulaciones empiecen a romperse. En Rice mencionan posibles usos para el ensamblado de productos electrónicos, pero cuesta imaginarse una comercialización de cadáveres de arañas a gran escala. En cualquier caso, el experimento ha dado lugar a un híbrido de araña y máquina, que aunque tiene apariencia espeluznante, ha conseguido sorprender por la sencillez de su funcionamiento y la eficiencia de los resultados.


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