Su función principal es gestionar y responder a las solicitudes de los clientes, que generalmente son navegadores web, permitiendo el acceso a sitios web y la visualización de su contenido.
Cuando un usuario ingresa una dirección URL en su navegador, este envía una solicitud al servidor web correspondiente para obtener los archivos necesarios para mostrar la página web solicitada.
El servidor web procesa la solicitud y envía de vuelta los archivos al navegador del usuario, que los interpreta y muestra la página web.
Los servidores web pueden alojar diversos tipos de contenido, como páginas HTML, imágenes, archivos CSS, scripts y otros recursos multimedia. Además, pueden ser configurados para manejar diferentes tipos de protocolos de comunicación, siendo el más común el Protocolo de Transferencia de Hipertexto (HTTP) y su versión segura (HTTPS) que utiliza cifrado SSL/TLS para mayor seguridad en la transmisión de datos.
Existen varios servidores web populares, como Apache, Nginx, Microsoft Internet Information Services (IIS) y LiteSpeed, entre otros.
Cada uno de ellos tiene sus propias características y rendimiento, pero todos comparten el propósito de facilitar la entrega de contenido web a los usuarios finales.
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